jueves, 14 de mayo de 2009

SANTA MUERTE

LA SANTA MUERTE

La Iglesia Católica ha condenado a la Santa muerte ya que la considera un culto demoniaco por ser la Muerte enemigo de Dios cuando Cristo la venció y entran en conflicto porque para ellos este culto significa morir santamente en amistad con Dios, pero la Muerte no es una persona, ni cosa, ni fuerza, sino un estado de ser, el término de vida. Gracias al rechazo de la Iglesia Católica, este culto no tiene iglesia u organización fija, sino que se transmite de persona a persona. Le hacen peticiones de amor, suerte, protección, recuperación de objetos, salud y hasta para causar algún daño por venganza, celos e intolerabilidad, en especial la adoran las personas que día a día ponen en riesgo su vida. Le llevan ofrendas materiales y simbólicas.
En la era prehispánica se le llamaba el “Dios de la Muerte”, o el “Dios descarnado”, y se le ofrecía sacrificios, pero hoy en día se le considera como una Santa, y su culto ha ido aumentando, ya que la gente la necesita para justificarse o que les resuelvan sus demandas por miedo a aceptar sus propias responsabilidades, entonces, lo que hace la Santa Muerte es estar presente, dando a entender que nadie se salva de ella.
En 2005, se le dejó de reconocer como asociación por argumentos que realizaban actividades fuera de lo establecido y escondían la veneración a la Santa Muerte, y se le ha solicitado que se le reconozca nuevamente como una asociación religiosa, y para ser aceptados, idearon cambiar su símbolo a un ángel de la muerte. Su ideal principal es que “la muerte es justa y pareja para todos, pues todos vamos a morir.”
La devoción a la Santísima Muerte es parte del comercio popular al lado de los santos tradicionales, y no importa su status social. También excluyen diferencias y cualquier tipo de racismo, no importa si son narcotraficantes, prostitutas, homosexuales, taxistas, ambulante, presos, homosexuales, etc., porque aunque no sean muy religiosos, crean sus propias particularidades religiosas con códigos y símbolos que hacen crecer su identidad, y se refugian en ella.
Por lo mismo, la Iglesia no acepta a la Santa Muerte, porque refugia a los pecadores en cierto modo, y ya hasta socialmente se le observa cuidadosamente porque puede ser hasta una evidencia de crimen organizado y el gobierno tiene la idea de que promueve al narcotráfico, y su símbolo no debe exponerse a la población, a los niños en particular.
Ahora, su punto fuerte es que este culto ha crecido gracias a la población que trata de ocultar lo ilegal o lo no aceptado ante la Iglesia, como el uso del condón femenino y masculino, la pastilla del día siguiente, abortos, homosexuales, travestís y la negación al mito de la virginidad.
Pero a la vez su punto débil es el rechazo, pero es por lo mismo que es fuerte y poderoso. Porque la gente que no es aceptada, lo busca. Y no necesariamente tiene que ver criminales ni narcotraficantes.
David Romo Guillén, el líder del culto, promueve a sus seguidores a terminar y enfrentar la intolerancia religiosa uniéndose y dando lucha abiertamente, ya que son creyentes, no delincuentes. El hecho de ponerles la etiqueta de criminales es denigrante y viola sus derechos humanos y las garantías constitucionales que gozan.

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